Representación política

El concepto proviene de la palabra latina repraesentare, que hace referencia a la “encarnación de algo que estaba ausente” (Martínez:2017:315).

La representación política es un concepto complejo, que incluye perspectivas diferentes que conforman su carácter multidimensional. Pitkins sintetiza que “la representación tiene un significado básico, pero se aborda de distintas formas”, este significado básico es la concesión a una persona, por parte de los ciudadanos, del derecho a ser representante y actuar según sus intereses y demandas, lo que implica que la ciudadanía podrá rendir cuentas al representante si no los satisface (Martínez:2017).

Constituye la base de la democracia representativa: la forma de gobierno de las democracias contemporáneas. Las decisiones son tomadas por los representantes e implementadas por funcionarios en quienes los representantes delegan algunas tareas de gobierno. (Przeworski:1998:7) Los representados pueden controlar a los gobernantes mediante las elecciones: si no cumplen su función en las próximas elecciones pueden votar a otro candidato.

Cuadro de contenidos:

1. Tipos de representación
1.1. Jurídica
1.2. Sociológica
1.3. Política
2. Dimensiones del concepto de representación política
2.1. Representación como autorización
2.2. Representación como responsabilidad o rendición de cuentas
2.3. Representación descriptiva
2.4. Representación simbólica
2.5. Representación como política sustantiva
3. Representación no electoral
4. Relación con la democracia representativa y crisis de la democracia representativa
5. Crítica a la democracia representativa: los problemas de la representación política y la política de presencia.

1. Tipos de representación según Sartori:

1.1. Jurídica

Se centra en la idea moderna de mandato. “El representante es aquél cuyos actos son imputables a la comunidad que vive bajo la jurisdicción efectiva de este representante” (Estela y Escalona:2012:49).

1.2. Sociológica

Referida a la identidad. El representado se ve reflejado como en un espejo en el representante. De esta manera, pasa a tratarse como un igual que defenderá sus intereses por pertenencia a misma clase social, territorio, o compartir una ideología (Estela y Escalona:2012:50).

1.3. Política

Si bien comparte características con las anteriores, tiene un atributo diferencial: la relación entre representantes y representados, no hace referencia a una sola persona que habla por un interés común. En las democracias parlamentarias, es imposible que cien mil ciudadanos coincidan en todas las opiniones o tengan intereses comunes. Lo que implica que las aspiraciones y demandas sean contradictorias, es por esto que deben articularse para conciliarlas y evitar el conflicto.(Sartori, tomado de Zafra:2015:50.

2. Dimensiones del concepto de representación política según Pitkins

Pitkins en El concepto de representación enuncia cinco dimensiones de la representación política.

2.1. Representación como autorización. Para conceptualizar esta dimensión

Pitkins referenciando a Hobbes expone que para la superación del Estado de naturaleza no solo basta el contrato social sino que es imprescindible la representación. Esta es entendida como la concesión a una persona, por parte de los ciudadanos, del derecho a ser representante, autorizando con ello sus acciones como hechas por ellos mismos. De esta manera, la autorización otorgada al soberano es ilimitada, no tiene límites ni responsabilidades y la responsabilidad recaería siempre en los súbditos (Martínez:2017:316-317).

2.2. Representación como responsabilidad o rendición de cuentas.

Pitkins expone cómo esta dimensión del concepto sigue siendo formal y vacía, si bien presenta diferencias respecto a la responsabilidad y las obligaciones del representante. Desde una perspectiva electoral, el representante está sujeto a la reelección (Martínez:2017:317-318).

2.3. Representación descriptiva.

Para aquellos que comparten esta concepción, la representación verdadera, “exige que el legislativo sea elegido de una forma tan estricta que su composición corresponda con exactitud a la de toda la nación” (Pitkins, tomado de Martínez:2017:318), justo por esto en el análisis que Pitkins realiza acerca de esta dimensión, utiliza terminologías como “espejo” o “reflejo”. Una de las formas en que se desarrolla es a través de asambleas proporcionales que reflejen la composición de la población.

2.4. Representación simbólica.

Está vinculada con la capacidad de los símbolos de representar y simbolizar. (Pitkin, tomado de Martínez:2017:318).

2.5. Representación como política sustantiva.

Esta dimensión corresponde ya con una visión contemporánea de la representación. Siguiendo el hilo de Pitkin de que la representación tiene un significado básico pero se aborda de distintas formas, la visión contemporánea de la representación se aborda desde los sistemas de representación. En este caso, es entendida como una “actuación sustantiva por otros” lo que quiere decir que se “actúa en interés de los representados, de una manera sensible ante ellos” (Pitkin, tomado de Martínez:2017:320). Podríamos señalar que la representación sustantiva abre las puertas a las demandas de los ciudadanos, iniciando un proceso de representación de demandas y no de personas.

3. Representación no electoral o contrademocrática.

Si bien la representación institucional, a través de las elecciones, es y sigue siendo el centro de la representación política en los sistemas parlamentarios, hay ciertos mecanismos que permiten que no sean el único cauce de las demandas ciudadanas.

Saward lo denomina representación no electoral o contrademocracia. La contrademocracia no está opuesta a los sistemas democráticos, sino que se refiere a una serie de poderes indirectos y organizados que conforman un sistema junto a la democracia institucional. De esta manera, se superan ciertos límites de la institucional eligiendo representantes que no estén en el juego electoral, facilitando la identificación con aspectos concretos de estos y mejorando las posibilidades de control y rendición de cuentas. Saward se refiere con esto a una democracia de control que fundamentalmente vigila (mirada puntillosa sobre los actos de los gobernantes) , denuncia (hace saber, los medios de comunicación en este caso son fundamentales) y califica (evaluación documentada sobre políticas públicas de carácter concreto o general, cuyo objetivo es peritar la calidad de la gestión) (Martínez:2017:322-323).

Pueden señalarse tres tipos de demandas defendidas por los representantes no electorales: demandas cuya raíz es más profunda, demandas desde posiciones de autoridad, experiencia o conocimiento y demandas que tienen que ver con los intereses generales y con las nuevas voces, las palabras de la calle (manifestaciones). (Martínez:2017:323).

4. Relación con la democracia representativa y crisis de la democracia representativa

Representación y democracia representativa

Podemos utilizar el concepto de representación política para denominar a las democracias representativas, cabe decir, que actualmente la mayoría de democracias que existen son de este tipo. Estas democracias han sufrido cambios a lo largo del tiempo, por ejemplo, la elección de los gobernantes por los gobernados; la existencia de un cierto margen de maniobra de los representantes en el ejercicio de su función; la libertad de expresión y la formación de la opinión pública, y el hecho de que las decisiones se alcancen mediante debate y deliberación (Manin, tomado de Martínez 2004: 663). A estos elementos pueden añadirse otros distintivos, tales como la existencia de una división de competencias entre los diferentes poderes del Estado (Przeworski, tomado de Martínez 2004: 663).
Uno de los principios que caracterizaría a la democracia representativa sería la elección de los representantes a intervalos regulares (Manin, tomado de Martínez, 2004:688).

Respecto al vínculo entre representación y elecciones, debe haber una exigencia, el representante elegido debe asemejarse con fidelidad a los intereses del colectivo. Con ausencia de elecciones se puede garantizar representación, sin embargo, sólo la elección puede garantizarnos responsabilidad. En las elecciones se decide quién deberá resolver los problemas.

Estableciendo la relación entre representación y partidos políticos, cabe decir que han ido obteniendo mayor representatividad hasta llegar a jugar el papel de los representantes políticos, sus electores marcan en muchas ocasiones diferencias de clase, actualmente existe una mayor competitividad electoral. Señalar que los sistemas mayoritarios contribuyen a debilitar la representación política tanto en su dimensión simbólica como en la de la representatividad.

La crisis de la democracia representativa

A finales de los sesenta y principios de los setenta, los partidos comenzaron a recaudar recursos a la vez que se alejaban de sus electores.

La existencia de medios de comunicación de masas, que les permitía emitir mensajes directamente al electorado, y de mecanismos de financiación pública, que hacía que los afiliados fueran menos necesarios como fuente de ingresos, son algunos de los factores que se han aducido para explicar el progresivo distanciamiento entre electores y partidos. Los electores, por su parte, habían adquirido niveles de educación más elevados y desarrollado nuevos intereses que los hacían más exigentes respecto a la oferta de los partidos. Los indicadores que, entre otros, se utilizan para documentar la existencia de tal crisis de representación son la pérdida de legitimidad de los partidos políticos, el declive en los niveles de identificación partidista, la creciente volatilidad y la disminución en la participación política (Andeweg y Paramio, tomado de Martínez,2004:681).

5. Crítica a la democracia representativa

Los problemas de la representación política

La democracia representativa obtiene su legitimidad de la creencia en que el pueblo está presente en los actos del gobierno, aunque sea a través de elecciones. Sin embargo, a lo largo de la historia existen los que han criticado esta concepción.

Según el criterio de Aristóteles, el sistema representativo es una oligarquía: un gobierno de unos pocos aunque, según las definiciones de Schumpeter y Dahl, una oligarquía competitiva: a los que nos gobiernan los reemplazamos con nuestros votos. (Przeworski:1998:8)

Karl Marx considera que la representación política es un instrumento de dominación burguesa, gracias a la cual se instaura un sistema oligárquico en el que una clase particular sustituye al monarca absoluto.(Cuono:2013:164)

Adam Przeworski argumenta que las elecciones no obligan a los políticos a implementar las políticas preferida por los votantes y la amenaza de ser reelecto no es suficiente para inducir a los gobiernos a actuar en beneficio del interés común. Según Przeworski, para que la democracia sea representativa de verdad, debe cumplir unos requisitos institucionales: para empezar, los electores deben ser capaces de asignar claramente la responsabilidad por el desempeño gubernamental: esta capacidad se ve reducido cuando el gobierno es una coalición ocupando la Presidencia y el Congreso están controlados por diferentes partidos. Además, deben tener la capacidad de votar para sacar del cargo a los partidos responsables del mal desempeño lo cual opina que, en ciertos sistemas electorales son casi imposibles. Otra cuestión que resalta es que los políticos deben tener incentivos para querer ser reelectos: lo cual se limita cuando existen limitaciones para la reelegibilidad. Por último, toda comprensión razonable de la representación debe incluir a la oposición y los votantes deben tener instrumentos institucionales para recompensar y castigar a los gobiernos. (Przeworski:1998:19-20)

Bernard Manin opina que este sistema se puede considerar igualitario al ofrecer a todos la posibilidad de participar en las elecciones, pero también elitista por restringir a unos pocos la posibilidad de ser elegidos. (García Guitián:2001:217)

Massimo Cuono, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Turín, argumenta que otro problema que tiene la democracia representativa son los métodos correctivos que se utilizan para evitar la fragmentación parlamentaria: barreras electorales, creación de circunscripciones pequeñas, y el premio de mayoría, que favorece al partido que ha obtenido el mayor número de preferencias. El Congreso Español tiene un alto número de circunscripciones: 52 para 350 escaños lo cual tiene como efecto que, aunque la barrera electoral legal es de 3%, en un tercio de las circunscripciones las “barreras electorales de hecho” superan el 20%. (Cuono:2013:168)

La política de presencia

La política de la presencia es un enfoque dentro de la política representativa con una concepción descriptiva de la representación. Los defensores de esta corriente insisten en la necesidad de que los distintos colectivos de la sociedad (divididos por sexo, etnia, raza, orientación sexual, etc.). estén presentes sobre todo en las asambleas y gobiernos, pero también en la judicatura y la administración. En diversos países existen formas de representación especial de diferentes colectivos que, generalmente, corresponden a injusticias históricas. La solución general es la creación de distritos especiales para concentrar el voto de minorías, introducción de cuotas en los partidos políticos, la reserva de escaños de determinados colectivos, etc. En Nueva Zelanda los maoríes tienen una forma de representación especial en el parlamento y en Estados Unidos los distritos electorales están diseñados para que candidatos afroamericanos y latinos tengan mayor posibilidad de ser elegidos. Los propios defensores de esta corriente defienden la necesidad de combinar una política de presencia con las ideas de representación tradicionales: no solo hay que tener en cuenta la identidad de las personas sino también sus situación social y económica. (García Guitián:2001:218-223)

Bibliografía

Cuono, M. (2013) “Representación política”, Revista en Cultura de la Legalidad, Nº 4, pp. 163-171

Estela Pérez, M. y Escalona Rodríguez, M. (2013): “Un acercamiento al concepto de representación: el caso de las mujeres políticas en el estado de Chijuahua”, Noésis, vol.22 nº43, pp. 49-51.

García Guitián, E. (2001) “Crisis de la representación política: las exigencies de la política de la presencia”, Revista de estudios políticos, Nº111, pp.215-226

Martínez Rivas, R. (2017): “El concepto de representación en la actualidad”, Desafíos, vol. 29 nº 2, pp. 317-327.

Martínez, M. (2004): “La representación política y la calidad de la democracia”, Revista mexicana de Sociología, vol. 66 nº 4, pp. 661-710.

Przeworski, A. (1998): ”Democracia y representación”, Revista del CLAD Reforma y Democracia. Nº 10

Zafra, M. (2015): “El concepto de representación política en la teoría de la democracia de Giovanni Sartori”, Revista Española de Ciencia Política, nº 39, pp.43-66.

Autoras:

Jenny Martorell Amanda Mato
Sofía Muñoz

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