Lennismo

Leninismo hace referencia a la doctrina desarrollada teóricamente a partir del marxismo por Vladimir Ilich Ulianov, "Lenin", sintetizada en praxis en los procesos revolucionarios ruso y chino de 1905-1917 y 1927-1949, respectivamente. Consiste fundamentalmente en una estrategia política basada en el desarrollo ideológico de una vanguardia depositaria del marxismo que imprima la conciencia revolucionaria al sujeto revolucionario, las masas proletarias, fusionándose con ellas, y constituyendo de ese modo un partido comunista organizado a través del centralismo democrático que destruya la maquinaria del antiguo Estado para establecer una dictadura del proletariado que agrupe los medios de producción y el poder político, ejercido de abajo a arriba a través de sóviets o consejos obreros de democracia directa.

Contenido:

1. Antecedente histórico: Kautsky y la socialdemocracia alemana y las luchas de clases en rusia
2. Elementos doctrinales centrales: Partido, estado y revolución
3. Proceso Revolucionario De Octubre (1905-1917): El deslindamiento con el revisionismo y la consolidación de la línea bolchevique como hegemónica
4. Proceso Revolucionario Chino (1927-1949): Estrategia de la guerra popular prolongada
5. Referencia

1.Antecedente histórico: Kautsky y la socialdemocracia alemana y las luchas de clases en Rusia

El principal basamento de Lenin para fundamentar su obra que vertebraría el leninismo como guía para la acción de los movimientos marxistas revolucionarios subsiguientes, Qué hacer, bebe de las dos fuentes principales de las que todo el marxismo ruso lo haría en primera instancia.

En primer lugar, en términos teóricos, se fundamenta en los tratados políticos sobre las luchas de clases en Europa y análisis de filosofía y economía política marxistas producidos en los últimos años del siglo XIX por el Partido Socialdemócrata Alemán, principalmente por Karl Kautsky, August Bebel y Rudolf Hilferding; aunque su principal bagaje teórico vino dado por las ediciones de las obras de Marx y Engels de dicho Partido. Estos hechos fueron relevantes en cuanto que supusieron el primer deslindamiento ideológico de los marxistas rusos con respecto a los socialistas utópicos y a los anarquistas, que en la época de la producción teórica del SPD en el siglo XIX la confrontación con los mismos estaba en auge.

En segundo lugar, en términos prácticos, se fundamenta sobre la experiencia de las luchas de clases en Rusia a partir de los años 1870, con la primera explosión de desarrollo industrial en Moscú y San Petersburgo y, en consecuencia, la organización espontánea de la joven clase obrera rusa en sindicatos que organizaban huelgas para mejorar sus condiciones de vida.

El análisis de estas luchas y la necesidad de dotar al movimiento obrero espontáneo de conciencia revolucionaria para construir el Estado de los trabajadores, de acuerdo con el estudio por Lenin y los demás marxistas rusos del socialismo científico, fue lo que les motivó para fundar en 1898 el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, y sintetizar estos conocimientos teóricos y análisis de la práctica de la lucha de clases en la columna vertebral del leninismo, el tratado político Qué hacer.

2. Elementos doctrinales centrales: Estado, revolución, partido y conciencia «desde fuera»

El leninismo, en cuanto doctrina desarrollada a partir del marxismo, asume las tres partes integrantes del mismo: la economía política, la filosofía materialista dialéctica y la lucha de clases (Lenin, 1980). Sin embargo, asume las tareas de concretar una estrategia revolucionaria para la transformación revolucionaria de la sociedad hacia el comunismo a través de la concreción de una teoría del Estado y de la revolución (entendida como proceso, es decir, tanto la organización previa a la consecución del poder, así como las tareas a emprender tras este acontecimiento).

En primer lugar, el leninismo toma como punto de partida la teoría del Estado de la herencia dejada por Marx y Engels al tratar la construcción histórica del Estado como fuerza especial de represión de una clase por otra que surge de la sociedad y se divorcia cada vez más de ella (Lenin, 2012), así como las tareas de la revolución comunista de establecer una dictadura del proletariado transitoria hacia la sociedad comunista. El leninismo acepta el análisis de la historia del Estado de los fundadores del marxismo y profundiza en el asunto de la dictadura del proletariado.

Por ello, asume que la tarea del proletariado debe ser no tomar el poder del Estado tal y como está, sino que debe destruir el aparatado del Estado existente y sustituirlo por uno nuevo que responda a los intereses objetivos del proletariado dirigente. El leninismo afirma esto argumentando que el antiguo aparato del Estado, divorciado de la sociedad de forma burocrática, sólo puede actuar conforme a los intereses de una pequeña capa dirigente. El nuevo Estado erigido por el proletariado revolucionario constituirá un Estado en estrecha identidad con las masas sin poseer los antiguos aparatos estatales que reprimían a las masas obreras, de manera que responda a los intereses objetivos de la nueva clase dirigente (ibídem).

En segundo lugar, la teoría leninista de la revolución propugna que para que las masas tomen el poder, deben estar en posesión de una conciencia revolucionaria para sí, es decir, que las limitaciones inherentes a la conciencia espontánea en sí que las masas desarrollan a través de su lucha económica, sindical, tradeunionista, son insuficientes para la revolución, puesto que no son capaces de trascender la propia lógica del capitalismo, sólo exigir al sistema una mejora de sus condiciones de vida.
Para ello, es necesario que la vanguardia del proletariado, a través del estudio del marxismo, introduzcan la conciencia en el proletariado «desde fuera», es decir, desde el exterior de la lucha sindical, a través del conocimiento científico de la realidad de la teoría marxista (Lenin, 2014). De este modo, elevando a las masas, éstas y la vanguardia se identifican y fusionan.

Así es como, en tercer lugar, la teoría del partido leninista de nuevo tipo se identifica con la fusión de vanguardia y masas tras un trabajo de impresión de la conciencia revolucionaria en las segundas por las primeras. Este partido comunista, que representaría los intereses tanto inmediatos como objetivos del proletariado de forma efectiva, es de nuevo tipo en cuanto que se deslinda de la burocratización y la reproducción de la división del trabajo en su seno, puesto que parte de la fusión de vanguardia y masas y de la organización interna centralista democrática: unidad de acción del partido, pero sometido a crítica interna en todo momento con elección directa y rendición constante de cuentas de abajo a arriba.

3. Proceso revolucionario de Octubre (1905-1917): el deslindamiento con el revisionismo, la consolidación de los bolcheviques y la fundación de la República Socialista Soviética de Rusia

Iniciado en 1905, el proceso revolucionario ruso comenzó con levantamientos espontáneos de masas obreras y campesinas, así como de destacamentos militares, contra el gobierno absolutista en Rusia. El resultado, que fue la instauración de la monarquía constitucional y el sufragio universal masculino para la Duma, no fue, sin embargo, satisfactorio para el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia: los bolcheviques, que habían establecido su programa máximo en el II Congreso de 1903 para el establecimiento del socialismo en Rusia el cual conllevó a la confrontación con los mencheviques favorables a establecer una república democrático-burguesa, lo vieron como una reagrupación del poder de la autocracia en Rusia, que simplemente condujo a que los liberales, demócratas constitucionalistas y partidos terratenientes agrupasen cotas de poder.

El periodo entre 1905 y 1912 supuso el proceso de crítica y autocrítica a nivel interno en el POSDR: se reorganizó la táctica de los bolcheviques para la fusión con las masas y se multiplicó la agitación en favor del programa de 1903 hasta que se produjo la escisión de los mencheviques en 1912. A pesar de que ello supuso por fin la hegemonía de la línea bolchevique en el POSDR, estaban incapacitados para el trabajo de fusión con las masas en cuanto que sus miembros estaban en su mayoría encarcelados o exiliados.

El estallido de la Primera Guerra Mundial supuso un nuevo motivo de deslindamiento entre la socialdemocracia, no sólo en Rusia sino a nivel internacional: la línea «defensista» o denominada «socialchovinista» por los bolcheviques, defendida por el Partido Socialdemócrata Alemán, propugnando la continuación de la guerra en alineación con el Ejército alemán; y por otro lado, la línea defendida por los bolcheviques, que analizaba la Primera Guerra Mundial como una guerra imperialista por el reparto de Europa y propugnaba la paz como preparación de la guerra civil revolucionaria por el socialismo en las potencias europeas.

En febrero de 1917, los mencheviques y socialrevolucionarios aprovecharon su influencia en las masas obreras y campesinas, así como la debilidad de Rusia provocada por la guerra para hacer caer la monarquía zarista y establecer un gobierno provisional como paso previo a una república democrático-burguesa. Los mencheviques y socialrevolucionarios optaron por continuar con la guerra en coherencia con su línea «defensista», por lo que en abril de 1917 los bolcheviques contraatacaron: tras el regreso de Lenin del exilio, se organizaron políticamente en el Sóviet de Petrogrado como poder alternativo al Gobierno Provisional y expusieron su programa en las Tesis de Abril que llamaban a la revolución contra el Gobierno Provisional, a la firma de la paz con las potencias europeas y a la construcción del socialismo en Rusia.
Comenzó así la crisis del Gobierno Provisional: en julio de 1917 el POSDR(b) organizó el llamamiento a las armas y agitación política de los obreros, campesinos y soldados rasos, lo cual culminó con el hundimiento del Gobierno Provisional en la insurrección de octubre de 1917, declarándose la República Socialista Soviética de Rusia, desencadenándose una guerra civil entre el Ejército Rojo fiel a la nueva dictadura del proletariado y el Ejército Blanco defensor del Gobierno Provisional que duraría hasta 1923 y firmándose la paz con las potencias extranjeras con el Tratado de Brest-Litovsk de marzo de 1918.

4. Proceso revolucionario chino (1927-1949): estrategia de la guerra popular prolongada

Iniciada en 1927, la revolución comunista en China tiene su precedente en la alianza táctica en 1923, conocida como Primer Frente Unido, por la reunificación de China entre el nacionalista Kuomintang y el Partido Comunista de China (en lo sucesivo PCCh), auspiciada por la Unión Soviética.

No obstante, las tensiones crecientes entre ambos partidos desembocaron en los incidentes de Shanghái de 1927: el Kuomintang detuvo y ejecutó a cientos de comunistas en la ciudad, iniciando las hostilidades contra el PCCh e iniciando la guerra civil. A partir de ese año, el Kuomintang unificaría y gobernaría sobre el este de China, pasando el PCCh a la clandestinidad, que cayó en una grave crisis a causa del acoso del Ejército Nacionalista del Kuomintang.

En 1931, el PCCh superó su crisis y fundó en los territorios montañosos del sur de China el Sóviet de Jiangxi o la República Soviética de China, eligiendo a Mao como presidente, actuando esta República hasta 1937 como el nombre fáctico de los territorios bajo poder comunista. A partir de ese año, por todo el territorio chino se establecerían otros sóviets dispersos afines al Partido Comunista, que actuarían como bases de apoyo para el mismo y como medio de acumulación de fuerzas para el ejército revolucionario. Entre 1932 y 1933, la ofensiva del Kuomintang avanzaría sobre Jiangxi, eliminando los sóviets al norte, lo que forzaría a la vanguardia del ejército revolucionario retirarse en 1934 por el oeste y luego al norte, hasta Shaanxi.

Esta retirada, conocida como la Larga Marcha que duraría más de un año, fue de gran ayuda para el PCCh en cuanto que a su paso por China se expropiarían y socializarían las tierras feudales, lo cual supuso las simpatías de las grandes masas de campesinos pobres por el PCCh que engrosaron las filas de su ejército revolucionario y fundarían más bases de apoyo a su paso en forma de órganos soviéticos de poder rojo. Mientras tanto, la retaguardia del sóviet de Jiangxi fue derrotada, perdiendo esa área en favor del Kuomintang, pero consiguiendo unificar todas las fuerzas del ejército revolucionario en el nuevo enclave de Shaanxi en 1935.

La invasión japonesa de China en 1937 requirió que las fuerzas del Kuomintang se centrasen en combatir al ejército de Japón, mientras el PCCh se dedicó a acumular fuerzas en sus enclaves y a planear su estrategia subsiguiente. La incapacidad del ejército del Kuomintang de expulsar a los invasores japoneses provocó la firma de una tregua con el Partido Comunista, que fundaron el Frente Unido Antijaponés, la segunda alianza táctica entre los nacionalistas y los comunistas, en esta ocasión para expulsar a Japón, la cual finalizó rápidamente en enero de 1941 cuando el Kuomintang atacó por sorpresa al Nuevo Cuarto Ejército comunista en China central, debilitando la posición del PCCh en dicha región y rompiendo la alianza táctica.

Desde ese momento, el PCCh se replegaría en torno al enclave norteño de Shaanxi y por las zonas montañosas del norte y el oeste, permaneciendo en fase de defensiva estratégica y acumulación de fuerzas, realizando trabajo de masas entre los campesinos y provocando un crecimiento sin igual de las fuerzas revolucionarias. La rendición de Japón en 1945 hizo que comenzaran unas largas negociaciones que durarían hasta 1946, cuando el PCCh y el Kuomintang se declararon finalmente una guerra total, generando el PCCh el Ejército Popular de Liberación que se desplegaría por toda China.

A pesar de que el Kuomintang recibió apoyo estadounidense, lentamente y con ciertos contratiempos el PCCh fue tomando más y más posiciones nacionalistas, no tanto por la fuerza militar sino principalmente por las grandes simpatías que tenían entre las masas campesinas pobres y el proletariado urbano. El principio del fin fue la rendición de Pekín, que fue tomada por los comunistas sin batalla. A partir de ese momento, fueron cayendo, unas tras otras, las ciudades del interior y del sur, así como Shanghái, incluso las ciudades coloniales como Macao y Hong Kong, hasta que la victoria de los comunistas se hizo total el 1 de octubre de 1949, fundando la República Popular China y huyendo los remanentes del Kuomintang a la isla de Taiwán, donde fundaron la República de China rebelde.

La estrategia del Partido Comunista de China durante la guerra fue la concreción de la síntesis teórico-práctica de la teoría de la guerra popular prolongada, creada a su vez a partir del análisis los problemas estratégicos de la guerra en China y partiendo del principio leninista del partido de nuevo tipo. La estrategia de guerra popular prolongada supone una estrategia fundamentada en el principio de las bases de apoyo, por el cual la fuerza militar del partido crea vacío de poder en un área de la fuerza enemiga que es llenado con poder rojo, con tres dimensiones interconectadas: Ejército (dimensión militar), Partido (dimensión organizativa) y órganos de Nuevo Poder (la versión china de los sóviets o consejos, dimensión política). Esta triple dimensión del poder rojo crea la base de apoyo revolucionaria que funciona como retaguardia de la revolución, permitiendo la continuación de la guerra con la dimensión de Ejército, la unidad de las masas a través del Partido y el ejercicio del poder bajo la ideología comunista a través del Nuevo Poder.

La táctica concreta del Partido Comunista de China en su revolución, a pesar de no formar una parte integrante fundamental de la estrategia de la guerra popular, juega un papel importante dentro de la tradición marxista: la táctica de utilizar a las masas campesinas como principal fuerza (en términos cuantitativos) de la revolución y de crear las bases de apoyo desde el campo para atacar la ciudad. Esta táctica fue utilizada por el PCCh en cuanto que las condiciones concretas de China, como país semifeudal donde subsistían muchos terratenientes y donde el proletariado era aún muy poco numeroso, hacía necesario partir del campo, con tal de poder sumar fuerzas a la revolución de forma satisfactoria a través del trabajo de masas hacia el campesinado pobre.

En todo el proceso revolucionario de China, y concretamente en la teoría de la guerra popular, se observan grandes similitudes con la guerra revolucionaria en Rusia: la consolidación de ciudades como retaguardia asegurada por el Ejército Rojo, el Partido Comunista de Rusia (bolchevique) y los Sóviets, por un lado; por otro, dados los remanentes semifeudales también existentes en Rusia, la alianza táctica con los campesinos engrosando las filas de las fuerzas revolucionarias. Se puede hablar, pues, de que el proceso revolucionario chino supuso la profundización en la estrategia revolucionaria leninista partiendo, no sólo del análisis de las condiciones y los problemas de la guerra en China, sino también de la experiencia espontáneamente llevada a cabo por los bolcheviques en Rusia.

5. Referencias

1. Carr, E.H. (2014): La revolución rusa. De Lenin a Stalin (1917-1929), Madrid, Alianza.
2. Lenin, V. (1980): Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo, en: Lenin, V.: Obras completas, Pekín, Ediciones en lenguas extranjeras, pp. 73-80.
3. Lenin, V. (2012): El Estado y la Revolución, Madrid, Alianza.
4. Lenin, V. (2014): Qué hacer, Madrid, Akal.
5. Mao, T. (2001): Problemas estratégicos de la guerra revolucionaria en China, Pekín, Ediciones en lenguas extranjeras.
6. Mao, T. (2010): Sobre la práctica y la contradicción, Madrid, Akal.
7. Mao, T. (2013): Historia de la Revolución China, Madrid, Miguel Castellote.
8. Stalin, I. y Zinóviev, G. (2015): El gran debate (1924-1926). El socialismo en un solo país, Madrid, Siglo XXI.

Autores:

Aguilar Sánchez, Jesús
Cascales Ortega, José María
De la Fuente Díaz, Yaiza

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