Institucionalismo

“El institucionalismo de la primera mitad del siglo XX tenía una orientación descriptiva y usaba el razonamiento inductivo.

El institucionalismo considera a las instituciones como reglas de funcionamiento de la sociedad. Los institucionalistas describen las instituciones como acción de gobierno en los campos organizacionales. Las instituciones son consideradas como recursos de los agentes y actores racionales para obtener el logro de sus objetivos. Para los institucionalistas, la cooperación se sostiene a través de mecanismos interactivos en los que la amenaza de replicación junto con la facilitación de flujos de información y mecanismos de monitoreo detienen los peligros. Las instituciones son puntos focales para la cooperación, proveen tareas de monitoreo e información, que entregan ganancias distribucionales.

Los institucionalistas analizan el conflicto, el poder y la política en el cambio institucional. En el institucionalismo existe una separación entre las esferas pública y privada, entre lo administrativo y lo político.” (Perspectivas del Institucionalismo y Neoinstitucionalismo, José Guadalupe Vargas Hernández, página 3).

"Si desde principios del siglo XX[…] el estudio de las instituciones pasó a un segundo plano, en los años 80 de ese siglo nuevamente resurgió el interés por ellas, incluso entre los teóricos de la Elección racional. Los trabajos que retomaron las instituci ones se presentaron bajo la denominación de “nuevo institucionalismo”.[…]Por su parte, sus defensores objetaron que se trataba de una corriente que difería del “vieja" institucionalismo porque el “nuevo” conina los presupuestos característicos de los estudios del comportamiento político con los del institucionalismo tradicional (March y Olsen, 1993:12).

Los neoinstitucionalistas, a diferencia de las corrientes centradas en el individuo, defienden que el comportamiento colectivo no se reduce al estudio de los comportamientos individuales. La acción colectiva se explica de forma insuficiente a través de los comportamientos individuales observables, ésta exige que en cuenta lo colectivo, esto es las instituciones son los contextos donde se desarrollan los comportamientos. Las instituciones son consideradas un componente central de la vida política porque sus repercusiones son el orden social y económico , son las
variables independientes explicativas, por ejemplo, de las políticas públicas o el comportamiento de la Administración (Peters, 1999:307).[…] Las instituciones logran superar las limitaciones que plantean la agregación de los comportamientos individuales para explicar el comportamiento colectivo. Una idea ampliamente compartida por los neoinstitucionalistas se refiere a que las instituciones condicionan las preferencias. Según Rothsein, se trata de un supuesto fácil de admitir porque las instituciones determinan “quienes son los actores legítimos, el número de actores, el curso de la acción y, en gran medida, la información de la que dispondrán los actores acerca de las intenciones de cada uno” (Rothsein, 2001:218). La relevancia de los intereses individuales sigue siendo una variable esencial del proceso político, pero, al mismo tiempo, el neoinstitucionalismo rechaza rechaza que las instituciones, en general, y el Estado en particular, sean meros escenarios neutrales donde se desarrollan los conflictos de intereses[…]

En realidad el nuevo institucionalismo no es una corriente homogénea, bajo esta denominación se engloban diferentes versiones. La primera discrepancia surgida entre los neoinstitucionalistas se refiere a qué debe entenderse por institución. De forma general, las instituciones se equiparan con “las reglas del juego”, pero los estudiosos disienten de su significado: para unos, el concepto de institución es muy amplio, incluyen en él a los sistemas simbólicos y lo aplican a fenómenos diversos, como las revoluciones o la violencia étnica. Para otros las instituciones son las reglas formales y explícitas […]. También los neoinstitucionalistas mantienen posturas diferentes respecto a la fuente de la que surgen las preferencias: en unos casos, se sostiene que las preferencias son externas a las instituciones, no son creadas por éstas; en otros casos se defiende que las preferencias son endógenas, es decir, consecuencia de las interacción entre los individuos y las instituciones. Otro motivo de desacuerdo estriba en los factores que influyen en el comportamiento dentro del contexto de la organización, mientras que unas versiones hacen hincapié en los valores, otras lo hacen en las reglas formales (Peters, 1999: 145).

La clasificación de las corrientes en el seno del neoinstitucionalismo no es coincidente. Las realizadas por G.Peters y V.Schmidt concuerdan parcialmente, al distinguir, entre otras, las siguientes:

· El institucionalismo normativo (en la terminología de G. Peters) o el institucionalismo sociológico (según la clasificación de Schmidt),-de él son representativas las aportaciones de March y Olsen-. Para el institucionalismo normativo, la institución no es necesariamiente una estructura formal sino un conjunto de valores, rutinas y prácticas culturales que contienen una acción apropiada de carácter normativo. Así entendida, la institución no se identifica con normas formales ni la acción se rige por la lógica del interés o por la racionalidad, ésta, en todo
caso, es construida socialmente, sino por la lógica de lo apropiado. Según esta corriente, los valores de las organizaciones, que son interiorizados por los individuos, afectan más al comportamiento individual que las estructuras o las reglas de procedimiento. Los valores de las instituciones ocupan, por lo tanto, un lugar central para explicar cómo se forman las decisiones.

· El institucionalismo próximo a la Teoría de la Elección Racional, parte de la idea que los actores centrales de los procesos políticos son los individuos, cuya principal motivación es maximizar sus preferencias. El comportamiento racional y los intereses de los actores siguen siendo esenciales para los neoinstitucionalistas de la teoría de la Elección racional. Sin embargo, los individuos pueden comprender que sus objetivos se logran de forma más eficaz a través de las instituciones porque reducen costes de transacción[…] Según esta corriente, el comportamiento individual, se conforma por reglas formales, que son aceptadas por los actores debido a un cálculo racional y no por razones normativas o morales.

· El institucionalismo histórico. Esta corriente es la que más influencia posee de los estudios institucionales clásicos. Se centra en el Estado y demás institucionales formales, como los sindicatos o las instituciones financieras. Una idea central de esta corriente son las llamadas trayectorias de depende o continuidades. Según este concepto, las opciones iniciales respecto a la creación de una institución o cuando se emprende una decisión política tienen efectos en el futuro, produciéndose una inercia a la persistencia de la política inicial. En consecuencia,
las instituciones una vez creadas determinan los objetivos, definen los medios y proporcionan los criterios de evaluación de las políticas.

· El institucionalismo discursivo. Se trata de una de las versiones del institucionalismo añadida por V. Schmidt. El núcleo que la caracteriza y la diferencia de los enfoques anteriores estriba en la centralidad de las ideas como variable para explicar la canalización de intereses y la acción colectiva. El institucionalismo discursivo, sostienen Schmidt, debido a su hincapié en las ideas, permite superar la incapacidad de las otras corrientes para dar cuenta del cambio por su énfasis en las preferencias fijas, en unos casos, en la trayectoria de la dependencia, en otros
casos, o en la continuidad de las pautas culturales, en un tercer grupo (Peters, 1999. Schmidt, 2006:109).”(Teoría del Estado I: El Estado y sus instituciones, A. de Blas-M.J. Rubio, UNED, Quinta Reimpresión, páginas 40-43).

_i
Si no se indica lo contrario, el contenido de esta página se ofrece bajo Creative Commons Attribution-ShareAlike 3.0 License