Calidad democrática

Calidad democrática (Del lat. qualĭtas, -ātis, y este calco del gr. ποιότης y Del lat. tardío democratĭa, y este del gr. δηµοκρατία dēmokratía), es una realidad política por la que en un sistema democrático se congregan aquellas propiedades inherentes a la democracia y que atribuyen un valor a dicho sistema posibilitando el desarrollo de derechos fundamentales a la persona, según la RAE.

Se entiende que, a mayor número de elementos democráticos existentes en ese sistema, mayor calidad. Existe una relación directamente proporcional entre el grado de democratización y su calidad, que lleva a los teóricos a diferenciar según su desarrollo democrático a diferentes sistemas a pesar de ser todos concebidos como democracias. Este concepto persigue la vuelta a los valores iniciales que perseguía la democracia en sus inicios como son el de igualdad y libertad. Su desarrollo teórico se ha visto modificado por diferentes autores como han sido Todd Landman o Morlino (Tusell, 2015).

Contenido

1. Perspectivas sobre la calidad democrática
2. Factores que definen la calidad
3. Índices para medir la calidad de las democracias
4. Factores para mejorar la calidad
5. Véase también
6. Referencias

1. DISTINTAS PERSPECTIVAS SOBRE LA CALIDAD DEMOCRÁTICA

Como se ha expuesto anteriormente, más allá del concepto más o menos genérico que pueda existir a cerca de lo que es calidad democrática, según la perspectiva y el desarrollo teórico de diferentes autores este término se ve modificado, por lo que resulta interesante conocer alguno de los casos más significativos.

1.1. Arend Lijphart

Este autor neerlandés fue uno de los primeros en preocuparse por el estudio del concepto de calidad democrática. Su trabajo (1999, Modelos de democracia) concluirá con la demostración de que las democracias consensuales gozan de mayor calidad democrática que las mayoritarias. Por ejemplo, un mayor número de partidos repercute directamente en la calidad al asegurar mayor representatividad.

1.2. Robert Dahl

Del pensamiento de poliarquía de Dahl nace el enfoque procedimental en los estudios de calidad democrática. Este autor se centra en evaluar los procesos e instituciones que sirven para escoger electoralmente. Así, analiza las reglas de juego democrático que regulan el acceso al poder político, asumiendo que la democracia es un tipo de régimen político y, por ello, para este enfoque la calidad democrática es la capacidad de aprovechar el potencial que ofrece el régimen democrático (R.Dahl, 2012).

1.3. Guillermo O’Donnell

Este autor añade al anterior el control del poder político, ya que para algunos autores como éste, dicha dimensión es esencial para analizar la calidad democrática (O’Donell, 2010).

Si bien cualquier definición de democracia contiene el control electoral, hay que tener en cuenta otras instituciones de control del poder político, además de tener en cuenta al Estado de Derecho como límite a la acción de las instituciones. El control del poder político se materializa con la rendición de cuentas, que puede ser horizontal (instituciones estatales que tienen la autoridad y capacidad para ejercer el control y sancionar actos u omisiones de otras instituciones estatales) o vertical (dividida a su vez en electoral y societal).

1.4. Leonardo Morlino

Podemos entender claramente la concepción de este autor con un pequeño extracto de su obra: “se considera que una democracia de calidad es aquella que presenta una estructura institucional estable y que hace posible la libertad y la igualdad de los ciudadanos mediante el funcionamiento legítimo de sus instituciones y mecanismos” Morlino, 2003.

1.5. Told Landmann

Este autor nos va a hablar de “rendimiento de la democracia”. Para él, tal rendimiento se deriva de la capacidad de los poderes públicos de proporcionar a los ciudadanos bienes democráticos intrínsecos como libertades políticas y civiles, garantías procesales, igualdad política, derechos a las minorías o representación proporcional.

Además, también hay que tener en cuenta una serie de bienes públicos extrínsecos: estabilidad política, bienestar social, calidad de vida material, crecimiento económico y seguridad nacional. La capacidad de una democracia de proporcionar esos bienes democráticos y públicos está estrechamente vinculada al diseño institucional. Decimos que el rendimiento de una democracia es alto cuando su diseño institucional sirve para atender las demandas de los ciudadanos y sirve, igualmente, para moderar el conflicto.

1.6. Alex Tusell

Sumando a todo lo anteriormente dicho, este autor añade cuestiones importantes a tener en cuenta. Primeramente, no hay que confundir calidad democrática con nivel de democratización, y pone de relevancia un tercer enfoque que recogería cuestiones como la igualdad socioeconómica, la justicia social o la discusión política. (Tusell, 2015).

2. FACTORES QUE DEFINEN LA CALIDAD DEMOCRÁTICA

2.1. Factores socioeconómicos: crecimiento y desigualdad

Por factores socioeconómicos se entiende cualquier elemento, índice, circunstancia o incluso hecho circunstancial que afecte al sistema económico de un país. Son muchos los autores que asocian crecimiento económico con estabilidad política, favoreciendo consecuentemente la calidad del sistema democrático evitando la desigualdad y viceversa. Esto fue desarrollado por Mainwaring y Pérez-Liñán en 2008 estableciendo que “variables como la inflación y la distribución del mercado laboral tienen impacto en la calidad de la democracia”.

En cambio, autores como Mora desconfía de afirmar categóricamente dicha relación, poniendo como necesidad el hecho de realizar comprobaciones empíricas que lo confirmen.

2.2. Factores institucionales: funcionamiento electoral, sistema de partidos y su institucionalización

Los factores institucionales son aquellos que versan sobre el estado de las instituciones como el funcionamiento del sistema electoral o el de partidos. La importancia de estos factores en la calidad de una democracia viene desarrollada por tres perspectivas.

Una primera explica que las normas electorales como un sistema electoral mayoritario con listas abiertas tiende a tener menos corrupción, por lo que puede favorecer la calidad de la democracia. (Parsson, Tabellini y Trebbi, 2001). Una segunda centra la importancia en el sistema de partidos, asociando mayor fragmentación de partidos con menor estabilidad y menor calidad democrática (Payne, 2006). La tercera y última ofrece una visión respecto a la institucionalización del sistema de partidos, asociando mayor estabilidad y calidad a una mayor institucionalización (Lipset, 1994).

Así pues, estos factores se caracterizan por tener una variabilidad interpretativa que los hacen volátiles.

2.3. Factores etnolingüísticos

Estos factores están referidos a cuestiones de fragmentación etnolingüística. Ahora bien, este conjunto de factores se puede entender desde dos puntos de vista: pueden afectar de forma positiva garantizando mayor calidad democrática por respeto a los derechos individuales y culturales de los sujetos, o bien, de forma negativa ya que implican una mayor fragmentación a nivel político.

2.4. Experiencia democrática de los Estados

El último factor se refiere a la dicotomía nueva-vieja democracia y cómo ésta afecta a la propia calidad de la misma. Esta teoría dicotómica explica que los países que han experimentado un procedimiento democrático más extenso tienden a la mejora de su calidad, a diferencia de democracias emergentes que no han tenido aún ningún procedimiento de aprendizaje en base a la experiencia (Tusell, 2015)

3. CÓMO MEDIR LA CALIDAD DE LAS DEMOCRACIAS: ÍNDICES

Una vez concluidos los procesos de transición y consolidación democrática mundiales, las Ciencias Sociales y, con mayor énfasis la Ciencia Política, han centrado su interés en las características y funcionamiento de las nuevas democracias. Muchos estudios comparativos han examinado, sobre todo, la calidad de las democracias de acuerdo con ciertos patrones o índices: una cuestión compleja que ha dado lugar a diferentes conceptualizaciones que no gozan de un consenso generalizado, aunque sí aproximado, respecto a su evaluación.

3.1. Índices de Democracia (ID) y el índice Freedom House (FH)

Las aproximaciones empíricas y conceptuales a la calidad de la democracia pueden ser clasificadas en dos grandes grupos. En primer lugar, agrupando las basadas en definiciones procedimentales de democracia, que toman como punto de partida la noción de poliarquía de Robert Dahl (2002); y en segundo lugar se encuentran las definiciones que amplían el contenido de la democracia con aspectos sustantivos —contemplando también objetivos y resultados—.

Uno de los indicadores más reproducidos por los medios de comunicación para establecer la calidad democrática de los países es el Índice de Democracia (ID) que calcula The Economist Intelligence Unit (EIU) desde 2006, con el cual se pretende catalogar el estado de las democracias en países de todos los continentes. A partir de una serie de indicadores, los países quedan clasificados en cuatro “calidades” de democracia. El ID toma en cuenta cinco categorías –que agrupan, a su vez, 60 indicadores— para clasificar las democracias: el proceso electoral y pluralismo, la participación política, la cultura política, las libertades civiles y derechos humanos básicos, y la calidad del funcionamiento del Gobierno. Se asumen valores y cada una de las cinco categorías obtiene una calificación en una escala de 0 a 10, y el ID se configura a partir de un promedio simple de esas categorías (The Economist, 2006).

Los países estudiados quedan distribuidos de la siguiente forma según la categoría: 20 en democracias plenas (4.5% de la población), 55 en democracia imperfecta (43.2%), 39 en regímenes híbridos (16.7%), y 53 en regímenes autoritarios (35.6%).

Por otro lado, las puntuaciones de FH se desprenden de un análisis cualitativo compuesto por una serie de puntuaciones e índices de categorías nominales realizados sobre diez elementos de derechos políticos y quince de libertades civiles, basadas en las subcategorías de proceso electoral, pluralismo y participación política, funcionamiento político; libertad de expresión y religiosa, derechos asociativos y organizativos, derechos individuales,…

Nos da como resultado tres tipos de democracia en las que se pueden englobar los países del globo: democracias libres, democracias en parte libres, y democracias no libres. En definitiva, se nutre del aspecto procedimental de la poliarquía, excluyendo aspectos sustantivos como la rendición de cuentas, la soberanía, la igualdad socio-económica,…

3.2. Índice de Alex Tusell

Alex Tusell, analista político y estudioso de las democracias, también parte de una perspectiva procedimental al analizar la calidad democrática desde un conjunto de dimensiones que se extraen de tres enfoques: derechos políticos y libertades civiles, Estado de derecho, y participación. No obstante, este autor da un paso más allá y añade la consideración del control del poder político en dos vertientes: rendición de cuentas horizontal y rendición de cuentas vertical, como otro de los elementos claves en la poliarquía de Dahl (Dahl, 1956) a partir de la obra de O'Donnell (O’ Donell, 1994).

En el trabajo de Tusell se estudian 60 países dentro del período 1991-2008 que obtienen, según su indicador, una puntuación igual superior a 6. Pero, ¿en qué consiste tal índice? Se parte de las definiciones procedimentales y los tres enfoques ya comentados. Selecciona un indicador cuantitativo para cada una de las seis dimensiones, y cada una de estas dimensiones será medida utilizando la línea de investigación de otros trabajos. Así, por ejemplo, para los indicadores políticos y libertades civiles se usa el Índice Freedom House. Una vez hecho los promedios, se obtendrán valores que permiten comparar la calidad de la democracia de cada caso, dentro de una escala, donde 0 significaría ausencia plena de calidad democrática y 7, plena calidad. Los resultados finales1 muestran cómo destacan, con las puntuaciones más altas en su nivel de calidad democrática, los países nórdicos, seguidos de los países de Europa Occidental y los anglosajones. Entre los Estados con menor calidad democrática están presentes los países sudamericanos, africanos y asiáticos. Los Estados que lideran el índice de calidad democrática son Dinamarca y Finlandia, seguidos de Suecia, Noruega, Suiza y Nueva Zelanda. En cambio, destacan por la inferior calidad democrática Malasia, Zambia, y Nicaragua, entre otros. Al dividirse los 60 países en cuartiles se encuentra que, en general, los Estados del “norte” tienen una mejor calidad democrática que los Estados del “sur” (Tusell, 2015).

3.3. Índice de Lijphart

Arend Lijphart también se encargó de examinar algunas medidas de la calidad de democracia y representación democrática para encontrar el grado en que las democracias de consenso cumplen mejor con dichos baremos que las democracias de Westminster o mayoritarias (Lijphart, 2000). Para este estudio, el politólogo neerlandés parte de las dimensiones y variables estudiadas en Modelos de Democracia: la dimensión ejecutivos-partidos y la dimensión federal-unitaria.

A partir de las variables que conforman cada dimensión, Lijphart establece ocho series de indicadores de calidad democrática que se identifican con el estudio de las poliarquías R. Dahl y que, a su vez, también se nutren de los índices de democratización del politólogo Tatu Vanhanen, quien basa su índice en el grado de competencia (votos percibidos por todos los partidos) y la participación según la población votante. En función de estos dos grandes grupos indicadores, Lijphart examina diferentes variables: la representación de las mujeres y protección de sus intereses (expresado en el % medio de mujeres elegidas para la Cámara Baja del Parlamento, la representación de mujeres en los gabinetes, y la protección y promoción de los intereses de las mujeres en las democracias industrializadas); la igualdad política socioeconómica (según los ingresos por hogares, índice de recursos de Vanhanen de igualdad,…); la participación electoral como un excelente indicador; la satisfacción con la democracia, la proximidad gobierno-votante expresado en el grado de representatividad; y, por último, el grado de responsabilidad y corrupción.

Alex Tusell: La calidad de la democracia y sus factores determinantes. Un análisis comparado de 60 países (2015)

3.4. Tabla de conjunción de índices

Una vez comentados los diferentes índices de calidad democrática planteados por varios autores y organismos, observamos cómo todos ellos parten de un elemento común: las ocho garantías de la poliarquía de R. Dahl (Dahl, 2002): libertad de asociación, de expresión, de voto; la elegibilidad para el servicio público; el derecho de los líderes a competir; las fuentes de información libres y alternativas; las elecciones libres, periódicas y competitivas; y la existencia de instituciones que garanticen que la política del gobierno dependa de los votos y demás formas de expresar las preferencias. Por tanto, haciendo una combinación de los distintos factores podemos establecer que la calidad de las poliarquías o democracias está directamente relacionada con los indicadores del Estado de Derecho, los derechos políticos y libertades civiles, la libertad de prensa, la percepción de la corrupción, la participación electoral, la renta nacional bruta per capita, la fragmentación étnica, el número de años de democracia, la volatilidad electoral, la confianza interpersonal, el alfabetismo y el nivel de pobreza, el apoyo a la democracia,… (Lijphart, 2000).

Como resultado de la conjunción de los estudios comentados, observemos cómo es importante partir de un bloque de grandes indicadores o categorías que se subdividan en índices o baremos sobre los que poder asignar valores cuantitativos que nos permitan crear un bloque de resultados con los que podamos comparar países, continentes, o distintos momentos históricos.

4. FACTORES PARA MEJORAR LA CALIDAD DE LAS DEMOCRACIAS

4.1. Desde la rendición de cuentas

Según O’Donell sobre los elementos que conforman una democracia de calidad, hay que atender a los componentes de las poliarquías de R. Dahl: el componente liberal que asegura los derechos del individuo en su esfera privada, republicano asignando obligaciones a los actores políticos y democráticos, que se preocupa de reafirmar las reglas básicas del Estado de Derecho. Cuando en un Estado se reúnan los tres componentes, se garantiza la rendición de cuentas horizontal, lo que repercute en un aumento de la calidad de la democracia del país en cuestión. Por tanto, para mejorar la calidad de las democracias y su rendimiento, es vital —en relación con los tres componentes— potenciar en los políticos y en los ciudadanos el principio liberal para fortalecer las garantías que nacen del derecho a la igualdad y a la libertad; extender en funcionarios y agencias estatales el principio republicano del buen gobierno y la virtud cívica, evitando la corrupción mediante mecanismos de transparencia, control sobre los funcionarios,… así como invertir en una cultura política cívica que garantice el buen funcionamiento de las democracias (Tusell, 2015).

4.2. Otras formas de mejorar la calidad democrática

Hay otras muchas formas que pueden llegar a fomentar la calidad de las democracias, bajo un punto de vista menos procedimental. Resulta aconsejable llevar a cabo programas y políticas que permitan impulsar los diferentes índices de calidad democráticos. Podemos mencionar medidas como la creación de comisiones de investigación, sueldos transparentes de los cargos públicos, limitar la financiación de los partidos políticos, fomentar la democracia interna, incentivos al empleo,…

5. VÉASE TAMBIÉN

• Accountability
• Administración Pública
• Autoritarismo
• Abstencionismo
• Bicameralismo
• Ciudadanía
• Corrupción política
• Cultura política
• Democracia
• Democracia deliberativa
• Derechos Sociales
• Descentralización
• Elecciones
• Estado
• Gobierno
• Gobierno responsable
• Instituciones políticas
• Libertad
• Rendición de cuentas
• Sector Público
• Sistema Electoral
• Soberanía popular
• Sufragio
• Voto

6. REFERENCIAS

1. Abramowitz, Michael J. (2018). “Freedom in the World: 2018 Democracy in Crisis”. (2018). En: https://freedomhouse.org/report/freedom-world/freedom-world-2018 [Consultado en fecha 25/03/19].

2. Barreda, Mikel. (2011). "La calidad de la democracia: Un análisis comparado de América Latina" en Política y Gobierno, vol. 18 no. 2. En: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1665-20372011000200003 [Consultado en fecha 01/04/19

3. Lijphart, Arendt. (2000). Modelos de democracia: Formas de gobierno y resultados en treinta y seis países. Barcelona: Ariel.

4. Molina, José Enrique (2007). “La calidad de la democracia en América Latina: una visión comparada” en América Latina Hoy, 45, 2007, pp. 17-46. En: http://revistas.usal.es/ index.php/1130-2887/article/view/2427/2477 [Consultado en fecha 25/03/19]

5. Mora, J.J. (2013). Calidad y democracia. Del sistema electoral a la rendición de cuentas. Madrid, Editorial Tecnos.

6. Morlino, L. (2009). “La calidad de la democracia” en Claves de Razón Práctica, 193, pp. 26-35.

7. Persson, T.; G. Tabellini & F. Trebbi (2001). “Electoral rules and corruption”. En: http:// www. cesifo- group. de/ portal/ page/ portal/ Doc Base_ Content/ WP/ WPCESifo_ Working_Papers/wp-cesifo-2001/wp-cesifo-2001-01/cesifo_wp416.pdf [Consultado en fecha 02/04/19]

8. Rivas Leone, J.A. (2015). “Calidad de la democracia y desarrollo democrático” en Institut de Ciències Polítiques i Socials, WP núm. 335. En: https://www.icps.cat/archivos/ Workingpapers/wp335.pdf?noga=1 [Consultado en fecha 23/03/19]

9. Tudela, José; Kölling, M. y Reviriego F. (2018). Calidad democrática y organización territorial. Madrid: Marcial Pons Ediciones Jurídicas y Sociales, S.A.

10. Tusell Collado, Alex (2015): “La calidad de la democracia y sus factores determinantes. Un análisis comparado de 60 países”, en Política y Sociedad, 52 (1): 179-204.

11. Vollenweider, Camila y Ester, Bárbara. (2018). “Indicadores de la Calidad Democrática o de la Democracia Mainstream?”, en CELAG América Latina. En: https://www.celag.org/ indicadores-de-la-calidad-democratica-o-de-la-democracia-mainstream/ [Consultado en fecha 24/03/19]

Autores:

Alda Collazo Saavedra
Rubén Galilea Santo Tomás
Aitana Gisbert Hernández

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